6 junio, 2025

Salud

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05 Junio, 2025

Hace solo unos días, un hombre de 44 años tuvo que ser hospitalizado en Valencia tras haber sufrido una mordedura de un perro en un viaje que realizó el pasado año a un país de África. La rabia es una infección mortal que se propaga principalmente a través de la saliva de animales que portan dicho virus, según explica MedlinePlus.

Síntomas de la rabia

Los primeros casos detectados generalmente se producían por la mordedura de un perro, pero recientes casos también se han vinculado a mapaches, murciélagos y zorros. El periodo entre la infección y el desarrollo de la enfermedad varía entre 10 días y 7 años, si bien el tiempo promedio es de 3 a 12 semanas. Uno de los síntomas más particulares de la infección es que la persona desarrolla miedo al agua, aunque también puede incluir otros síntomas como:

  • Babeo.
  • Dolor de cabeza.
  • Convulsiones.
  • Cambios en el estado de ánimo.
  • Náuseas y vómitos.
  • Fiebre.
  • Espasmos, entumecimiento u hormigueo muscular.
  • Dificultad para tragar.
  • Alucinaciones.

Si ha sido mordido por un animal que potencialmente puede tener esta enfermedad, lo más recomendable es llamar lo antes posible a las autoridades y reunir toda la información posible sobre dicho animal. En algunos casos, después de la muerte del animal, se realiza una prueba del cerebro de este para revelar si el animal realmente estaba contagiado con la rabia. Estatambién puede llevarse a cabo de forma similar en humanos, a través de un fragmento de piel del cuello.

Una enfermedad incurable

El tratamiento tiene como principal objetivo aliviar los síntomas, tratando en un primer momento la herida. Si existe riesgo de rabia, normalmente se administran una serie de vacunas preventivas, con una administración de 4 dosis durante 14 días. Cabe destacar, que por el momento no existe un tratamiento que logre curar esta enfermedad, siendo mortal en la mayoría de los casos.

Algunas personas con tratamiento experimentales han logrado curarse de la enfermedad, no obstante, es posible prevenir los síntomas y desarrollo de la rabia si se administra la vacuna poco después de la mordida.

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30 Mayo, 2025

La revista científica The Lancet ha lanzado una guía con la finalidad de realizar un abordaje más ético y científico sobre la obesidad. De hecho, en el estudio se habla de justicia social y estigma de peso, algo que personalmente me ha gustado mucho leer, pero ¿es algo novedoso o solo un poco de maquillaje?

Pongo algo de contexto:

La Organización Mundial de Salud (OMS) define la obesidad como “una acumulación anormal o excesiva de grasa, que puede ser perjudicial para la salud”.

Si analizamos esta definición de la OMS, menciona la posibilidad de desarrollar determinadas enfermedades, pero no habla de la sintomatología y daños propios de la enfermedad. Por tanto, podría interpretarse más como un factor de riesgo que predispone a otras patologías, en lugar de una enfermedad en sí. Esta clasificación como enfermedad está impregnada de conflictos de interés, especialmente con industrias relacionadas con la pérdida de peso, como las farmacéuticas.

En adultos, la clasificación internacional de la obesidad es la propuesta por la OMS y se basa en el Índice de Masa Corporal (IMC). Según este criterio, las personas cuyo IMC sea igual o superior a 30 kg/m² (igual para ambos sexos), se consideran obesas. El IMC se calcula dividiendo el peso (kg) por el cuadrado de la estatura en metros.

Sin embargo, el IMC es un parámetro que data del 1839, determinado por un físico, y adaptado por aseguradoras americanas, en los que las medidas se hacen sobre hombres blancos, es decir, que el IMC no tiene en cuenta variables tan importantes como el sexo, la edad, o la raza. Para empezar, es una medida machista y racista, que no es poco. Es un parámetro que solo tiene en cuenta el peso y la estatura, basándose en esos únicos datos del individuo, determina si hay infrapeso, normopeso, sobrepeso u obesidad, dejando de lado, la diversidad corporal y asegurando que hay un modelo de cuerpo “sano”, que tiene que ver directamente con el tamaño de este.

La evidencia científica en la práctica clínica demuestra que el IMC falla como herramienta diagnóstica. Algunos estudios revelan que cerca del 50% de las personas se categorizan de obesas, según el IMC, son metabólicamente saludables, mientras que un 30% de la población categorizada con normopeso, presenta problemas de salud significativos. Y además, el IMC, no tiene en cuenta el aumento del peso, como causa secundaria a una enfermedad, como podría ser un síndrome de Cushing o como consecuencia de un hipotiroidismo, subestima la historia propia del individuo.

En medio de este conglomerado clínico, bastante desfasado social y humanamente, ¿qué propone The Lancet? En un intento por redefinir la obesidad de manera más inclusiva y justa, el estudio de The Lancet establece dos nuevas categorías:

Obesidad preclínica: exceso de grasa sin daño aparente, pero con riesgos potenciales.

Obesidad clínica:una condición que afecta a órganos y funciones, atribuida al exceso de adiposidad.

Esta nueva definición de ”preclínica” se reduce a un factor de riesgo para desarrollar enfermedades, pero esto no quiere decir que las desarrolle. Por tanto, con esta nueva definición el estigma que acompaña a la palabra obesidad sigue intacto y la patologización a personas que, teniendo un cuerpo más grande, están completamente sanas.

Lo que se desprende del consenso, es que, aunque pone en el centro el abordaje del estigma de peso, sigue haciendo un enfoque pesocentrista de la salud. Además, el estudio declara conflictos de interés con vínculos evidentes entre los investigadores y grandes farmacéuticas como Novo Nordisk y Eli Lilly. En la guía propone el tratamiento medicalizado con semaglutida. Lo que en la práctica se traduce en ciclos de subida y bajada de peso, además de los efectos secundarios que causan estos medicamentos, aún por determinar a largo plazo.

Los ciclos de peso o weight cycling tienen consecuencias serias para la salud, que no podemos obviar. Favorecen un mayor estrés metabólico, y emocional, incrementan la mortalidad prematura, y aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes.

En mi opinión, nada va a cambiar si no se hace un enfoque de salud en todas las tallas (HAES), que no discrimine, ni suponga enfermedad solo por el tamaño corporal. Necesitamos que haya una educación nutricional accesible a todos, y que la nutrición tenga un papel fundamental en la salud pública. Además, un enfoque en salud preventivo, y no intervencionista. Si se pone el foco en la prevención, se evita el tratamiento farmacológico en muchos casos.

Se necesita más formación en trastornos de la conducta alimentaria, porque mientras la OMS no hace más que poner el foco en las cifras de obesidad o en medidas desde el ya citado IMC, los trastornos de la conducta alimentaria no dejan de aumentar y la edad de indicio cada vez es menor: ya debutan casos por debajo de los 12 años.

No podemos olvidar políticas que blinden el acceso para todos a una alimentación sana, porque si no, corremos el riesgo que de que la cesta de la compra se convierta en un privilegio solo para unos pocos. El contexto social y los recursos económicos interfieren de forma directa en la salud individual; por tanto, habrá que intervenir en políticas de salud pública que tengan en cuenta a los más desfavorecidos.

Y por supuesto, hay que trabajar sobre el enfoque pesocentrista de todos, pero en especial de los sanitarios. Si no, seguiremos sobrediagnosticando enfermedades por el peso corporal e infradiagnosticando, por el mismo motivo, obviando que ningún peso, asegura salud.

NUTRIR CON CIENCIAes una sección sobre alimentación basada en evidencias científicas y en el conocimiento contrastado por especialistas. Comer es mucho más que un placer y una necesidad: la dieta y los hábitos alimenticios son ahora mismo el factor de salud pública que más puede ayudarnos a prevenir numerosas enfermedades, desde muchos tipos de cáncer hasta la diabetes. Un equipo de dietistas-nutricionistas nos ayudará a conocer mejor la importancia de la alimentación y a derribar, gracias a la ciencia, los mitos que nos llevan a comer mal.

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24 Mayo, 2025

El tabaco y el alcohol son las dos sustancias que comienzan a consumirse antes, generalmente alrededor de los 16 años. No obstante, en lo que refiere al consumo de tabaco, en términos generales, está descendiendo año tras año. Esta sustancia es el principal factor de riesgo para sufrir cáncer de pulmón, cuya tasa de supervivencia es de solo el 15%.

Por este motivo, los expertos recomiendan dejar este hábito lo antes posible, con el fin de reducir el riesgo de sufrir cáncer de pulmón. Un grupo de investigadores del Centro Nacional del Cáncer en Goyang (Corea del Sur) llevó a cabo un estudio con varios miles de participantes en el que se analizó la evolución del estado de salud desde que una persona deja de fumar y los beneficios observables dependiendo de la edad.

Antes de los 50 años

Una de las principales conclusiones es que dejar de fumar antes de los 50 años reduce en un 90% la probabilidad de desarrollar cáncer de pulmón. Abandonar este hábito a largo plazo, aunque se produzcan recaídas, supone una reducción de los riesgos en comparación con las personas que seguían fumando.

Cabe destacar, que dejar de fumar antes de la mediana edad o después no mostraba mejoras significativas en los cánceres de hígado, estómago y/o colorrectal.

Otros estudios, como el publicado en la revista científica JAMA Network Openadvierten de que el riesgo de sufrir cáncer de pulmón continúa siendo elevado a los 10 años siguientes de dejar de fumar, pero tras 15 años o más, el riesgo disminuyó en más de un 50% frente a quienes seguían fumando.

Beneficios desde el primer momento

Por otra parte, una vez han transcurrido entre 20 y 29 años sin fumar, el riesgo de padecer cáncer desciende en torno al 90%, hasta el punto de tener un riesgo similar al de una persona que nunca ha fumado. En cualquier caso, los expertos indican que ya desde el primer momento que se deja de fumar, el riesgo comienza a ser menor.

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18 Mayo, 2025

Un nuevo artículo de la Universidad de Virginia Occidental (Estados Unidos) publicado en ‘Nicotine and Tobacco Research’ por Oxford University Press, concluye que los actuales dispositivos de cigarrillos electrónicos tipo cápsula son más adictivos que la goma de mascar de nicotina, lo que indica que dichos dispositivos tienen un potencial de abuso muy alto.

Desde su ingreso al mercado en 2003, los cigarrillos electrónicos se han vuelto muy populares, particularmente entre jóvenes y adultos jóvenes. Una proporción significativa de personas que usan dispositivos de cigarrillos electrónicos nunca consumieron otros productos de tabaco con regularidad. Según datos de Estados Unidos, más del 30% de los usuarios adultos de dispositivos de vapeo no informan antecedentes de tabaquismo regular, una tasa que aumenta al 61,4% para aquellos entre 18 y 24 años. Este patrón probablemente se debió a la aparición de dispositivos tipo pod hace aproximadamente una década, ya sea en forma reutilizable o desechable.

El potencial de abuso de los productos de nicotina y tabaco es continuo. En el segmento de consumo más alto, los cigarrillos de combustión son muy adictivos. Los productos de reemplazo, como la goma de mascar de nicotina (disponible en Estados Unidos desde principios de la década de 1980), suelen ser menos adictivos y tienen un potencial de abuso limitado. Las personas que nunca han fumado cigarrillos con regularidad, especialmente los jóvenes, representan una población creciente de consumidores de nicotina.

Los investigadores compararon los efectos subjetivos y conductuales de los cigarrillos electrónicos de cápsula con los del chicle de nicotina en una muestra de adultos menores de 25 años, todos usuarios habituales de cigarrillos electrónicos, pero no fumadores, en el área de Morgantown, Virginia Occidental. El estudio reveló que los dispositivos de vapeo tipo cápsula de los participantes eran más estimulantes que los chicles de nicotina activos y placebo.

En concreto, los cigarrillos electrónicos redujeron significativamente el ansia y la abstinencia, y aumentaron la satisfacción, en comparación con ambas dosis de chicles. Los investigadores creen que los usuarios podrían encontrar los dispositivos de vapeo tipo cápsula más atractivos porque contienen líquido con sales de nicotina. En comparación con la nicotina en forma de base libre, las sales de nicotina reducen la aspereza y el sabor amargo asociados a las altas concentraciones de nicotina, un efecto más pronunciado en quienes nunca han fumado cigarrillos tradicionales.

“Los cigarrillos electrónicos actuales tienen un gran potencial de generar adicción en poblaciones que, de otro modo, no estarían familiarizadas con la nicotina”, asegura la autora principal del artículo, Andrea Milstred. “Esto suele incluir a jóvenes y adultos jóvenes”.

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12 Mayo, 2025

Conviene distinguir el malestar emocional producido por una circunstancia estresante, aguda o crónica, del trauma psicológico generado por un suceso traumático. En el primer caso, se habla de un problema adaptativo que tiene como causa adversidades frecuentes en la vida cotidiana, como dificultades de adaptación laboral, duelo reciente, rupturas no deseadas de pareja o conflictos familiares crónicos. En estos supuestos, las personas pueden mostrar ansiedad, tristeza o irritabilidad, cambiar su conducta, tener dificultades para dormir o arrastrar un cansancio mental inhabitual que interfieren negativamente en su calidad de vida. Estos síntomas pueden ser moderadamente intensos y afectar parcialmente al funcionamiento diario, pero generalmente remiten a los pocos meses, siempre que se resuelva la situación estresante o las personas afectadas cuenten con recursos psicológicos para hacerle frente y dispongan de apoyo social o de actividades gratificantes alternativas para retomar su vida ordinaria.

Es verdad que en algunas circunstancias estos problemas adaptativos pueden complicarse. Ocurre así cuando el sujeto afectado arrastra problemas de salud mental previos, se ve obligado a asumir un acontecimiento estresante intenso y duradero, como puede ser el caso de un cuidador en exclusiva de un enfermo crónico incapacitado, o atraviesa unas circunstancias biográficas complicadas, como un divorcio problemático o una situación económica con estrecheces.

Por el contrario, un suceso traumático es un acontecimiento vital negativo de gran intensidad que genera una amenaza grave a la integridad física o psicológica de una persona, que le produce un sufrimiento intenso y que desborda su capacidad de afrontamiento con los recursos psicológicos, familiares y sociales disponibles. Estos eventos pueden ser fortuitos, como es el caso de una catástrofe natural o de un accidente, o intencionados, como una agresión sexual, la violencia contra la pareja, el acoso escolar, un atentado terrorista, la tortura o los efectos de la guerra. Los sucesos intencionados (o los fortuitos si responden a un fallo humano o se han gestionado inadecuadamente) pueden generar en los supervivientes un trauma psicológico con mucha más frecuencia que los meramente casuales.

Es más, hay circunstancias en que se puede agravar la situación traumática. Como cuando los desencadenantes son continuados en el tiempo ―como en la violencia machista o en el abuso sexual infantil―, afectan a épocas especialmente vulnerables del desarrollo evolutivo ―como la infancia o adolescencia― o los autores del suceso son personas allegadas a la víctima, como los padres, profesores, parejas u otras personas con vínculos afectivos. Esto produce en la persona afectada lo que se denomina un trauma complejo, según la CIE-11 (OMS, 2022).

A su vez, los sucesos traumáticos trascienden con frecuencia a la persona afectada. En realidad, actúan como una piedra arrojada en un lago, que forma en el agua ondas o círculos concéntricos. En el primer círculo se sitúa la víctima directa; en el segundo, los familiares y amigos, que tienen que afrontar el dolor de sus seres queridos; y en el tercero, los compañeros de trabajo o los miembros de la comunidad, que se encuentran atemorizados o no quieren implicarse y se repliegan en un ejercicio de inhibición.

Más allá de los síntomas concretos señalados por el DSM-5-TR (APA, 2023), como pensamientos invasivos, conductas de evitación, alteraciones en el sistema de alerta o estado de ánimo negativo, el núcleo del trauma lo constituyen la humillación, el desvalimiento y la quiebra del sentimiento de seguridad. La persona traumatizada experimenta una vivencia súbita de indefensión, una percepción de incontrolabilidad ante el futuro y una pérdida básica de la confianza en sí mismo y en los demás. Y en el caso del trauma complejo, a estos síntomas hay que añadir las dificultades en la regulación emocional, los sentimientos de culpa y vergüenza ―que complican el relato de lo ocurrido― y la inhibición para expresar sentimientos de intimidad y ternura con los seres queridos. Además, en algunas circunstancias estas vivencias traumáticas pueden manifestarse en forma de cuadros clínicos o síntomas aparentemente no relacionados con ellas, como los trastornos de la conducta alimentaria, las autolesiones o la ideación suicida.

Incluso en los sucesos más traumáticos, los seres humanos tienen más resiliencia de la que pueden imaginar a priori. Si bien hay personas para las que un acontecimiento así es como si el tren de su vida hubiese descarrilado bruscamente, hay unos recursos naturales para superar la adversidad sin claudicar ante las circunstancias extremas que puede depararles la vida. Pero, además, la sociedad debe ser solidaria activamente con quienes han sufrido un evento traumático. Si ha sido incapaz de proteger a las víctimas del daño sufrido, debe, al menos, implicarse activamente en su recuperación y poner a su disposición los medios necesarios para hacerlo. La calidad moral de una sociedad puede medirse por el trato dispensado a estas personas.

No es lo mismo el tratamiento psicológico de los problemas adaptativos que el del trauma psíquico. Si la persona ha experimentado una circunstancia estresante, hay que identificar adecuadamente el motivo de preocupación, modificarle los pensamientos disfuncionales y enseñarle a comunicarse y a afrontar el estrés, así como a readaptarse a las nuevas circunstancias. El objetivo es reducir el malestar emocional, recuperar el funcionamiento cotidiano y desarrollar estrategias de afrontamiento efectivas para reducir el conflicto. Una terapia de apoyo breve y focalizada en el problema y un plus de soporte familiar y social suelen ser suficientes.

En cambio, la terapia requerida para el trauma requiere una mayor estructuración y duración, sobre todo en el trauma complejo. Y debe centrarse en la reconstrucción de la identidad, de la confianza interpersonal y de la autorregulación emocional para hacer frente al procesamiento de lo ocurrido, a la reducción de los síntomas específicos ―las pesadillas reiteradas entre ellos― y a la modificación de los sentimientos de culpa y vergüenza experimentados. La terapia cognitivo-conductual centrada en el trauma y la desensibilización y reprocesamiento por movimiento ocular ―EMDR― son los tratamientos de elección en estos casos, con una alianza terapéutica sólida y un apoyo psicofarmacológico si concurren síntomas de depresión, ansiedad intensa o insomnio severo.

En suma, no todo malestar emocional suscitado por una experiencia adversa en la vida debe considerarse como una vivencia traumática ni ser tratado como tal. En caso contrario, se abusa de un término ―trauma― que tiene unas connotaciones propias y que requiere un enfoque específico y más complejo.

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06 Mayo, 2025

A menudo nos dicen que el desayuno es la comida más importante del día. Que si elegimos bien lo que ingerimos por la mañana podemos mantener la energía y enfocarnos en las tareas del día, por lo que la elección de qué desayunar -o qué darles a nuestros hijos si los tenemos- puede muchas veces volverse abrumadora.

La papilla de avena, granola, muesli, hojuelas de maíz y arroz inflado son algunas de las opciones empaquetadas en coloridas cajas que los promocionan como un alimento saludable y nutritivo.

Aunque, pese al lugar que ocupan en la mesa de desayuno tradicional, algunos científicos advierten que son alimentos ultraprocesados, que no siempre son beneficiosos para nuestra salud.

Pero, ¿cuál es la verdad? ¿Cuáles son los tipos de cereal, si es que existen, que podemos comer sin preocuparnos?

Primero, algunos datos. Los cereales son gramíneas de la familia de las poáceas, cultivados por sus semillas o granos comestibles.

Entre los cultivos de cereales se incluyen el trigo, el arroz, la avena, la cebada y el maíz.

Cada grano de cereal tiene tres componentes comestibles principales: la capa exterior de salvado, rica en fibra, vitaminas del complejo B y oligoelementos; el endospermo, rico en almidón y proteínas para el desarrollo del embrión vegetal; y el germen, que contiene el embrión y es rico en aceites, vitaminas y minerales.

Una de las primeras personas que tuvo la idea de convertir estos granos en cereales para el desayuno fue John Harvey Kellogg, un médico estadounidense.

En esos años, él era superintendente en el sanatorio de Battle Creek, en el estado de Michigan, una suerte de combinación entre hospital y balneario.

Entonces, con la idea de mejorar la dieta de los pacientes del centro de salud, Kellogg patentó y desarrolló una serie de nuevos alimentos que incluían la granola y las hojuelas de maíz.

Sin embargo, esos mismos alimentos se volvieron tan comunes que ahora hay decenas de versiones genéricas en el mercado.

En la actualidad la producción de cereales para el desayuno es un negocio industrial.

Los copos de salvado se elaboran a partir del grano de trigo entero.

Después de que el cereal es recogido de la siembra, pasa por un proceso de varios pasos antes de ser empaquetado y enviado a los supermercados.

Algunos cereales -como las hojuelas de salvado de trigo- son hechas de puro grano, mientras que otras, como las hojuelas de maíz, el grano es triturado bajo pesados rodillos metálicos para remover su capa exterior.

En algunos casos, se procede a moler aún más el grano para convertirlo en harina.

Esta harina entonces se mezcla con saborizantes como sal, edulcorantes y otros ingredientes como vitaminas y minerales. Después se cocinan y se les da la forma de hojuelas, bolitas, anillos y otras.

Finalmente, el cereal se hornea para darle una textura crujiente.

Debido a que los cereales son fortificados con minerales y vitaminas, por muchos años se han considerado como una forma efectiva para que las personas obtengan los nutrientes que necesitan.

Esto es especialmente cierto para personas con dietas restringidas, a quienes se les dificulta obtener las vitaminas que requieren de la comida.

Por ejemplo, con dietas veganas y vegetarianas, que usualmente tienen bajos niveles de vitamina B12, mientras que una persona con intolerancia a la lactosa no tomará leche y necesitará fuentes adicionales de calcio y vitamina D en su dieta.

Además, a medida que envejecemos, absorbemos de manera menos eficiente los nutrientes de los alimentos, lo que puede aumentar el riesgo de malnutrición.

Mujeres embarazadas y niños también están en gran riesgo de sufrir déficit nutricional.

Las investigaciones apoyan que pueden existir algunos beneficios al comer cereales fortificados para el desayuno.

Por ejemplo, hay estudios que señalan que muchas poblaciones alrededor del mundo tienen deficiencias en nutrientes clave.

Un estudio en EE.UU, mientras tanto, señala que sin fortificación, un alto porcentaje de niños y adolescentes no tendría suficientes micronutrientes, lo que supondría un potencial aumento de problemas de salud en la adultez.

Muchos cereales del desayuno también son altos en fibra, un nutriente que impulsa las bacterias “buenas” en nuestro sistema digestivo – de las cuales el 90% de nosotros no tenemos las necesarias.

“En términos generales, los cereales fortificados pueden aportar beneficios respecto de algunas de las vitaminas y minerales de los que algunos de nosotros tenemos deficiencia”, le dice a la BBC Sarah Berry, profesora de nutrición en el King’s College de Londres.

Por ejemplo, Berry hace énfasis en que en Reino Unido cerca del 50% de las jóvenes entre los 11 y los 18 años tiene poca ingesta de hierro, mientras que el 14% de los adultos en EE.UU. tiene una ingesta inadecuada de estos nutrientes.

“Sin embargo, hay que tener en cuenta que muchos cereales tienen un alto contenido de azúcar, poca fibra y un índice glucémico alto, lo que significa que no te saciarán por mucho tiempo”, afirma Berry.

También hay maneras de obtener estas vitaminas y minerales que podrían ser más saludables, como a través de las frutas, los frutos secos y las verduras, añade.

Opciones

Mientras que los cereales para el desayuno son altos en fibras, vitaminas y minerales, muchos -como indica la experta- tienen añadidos de sugar, sal y grasas saturadas.

De acuerdo con varias investigaciones de organizaciones dedicadas a la salud cardiovascular, un plato de 30 gramos de hojuelas de maíz azucaradas, por ejemplo, tienen 11 gramos de azúcar.

Esto supone el 12% de la ingesta total máxima recomendada (IR) de azúcares en países como Reino Unido. (En EE. UU. no existe un límite recomendado para los azúcares totales, pero la ingesta diaria de referencia de azúcares agregados es de 50 gramos por día, basado en una dieta de 2.000 calorías).

Ahora, un plato de 45 gramos de granola con frutos secos, nueces y semillas, tiene cerca de 9,6 gramos (10,7% del total de IR).

Ingerir mucha azúcar, como es bien sabido, lleva a que el cuerpo pueda padecer diabetes y afecciones cardiacas, entre otras condiciones.

Las personas con picos de azúcar tienden a sentir hambre más pronto, lo que los predispone a comer snacks que en muchos casos no son saludables.

“Sabemos por nuestra propia investigación que si desayunas con alto contenido de azúcar o carbohidratos refinados, entre dos y cuatro horas más tarde tiendes a sentirte con menos energía, más hambre y menos alerta”, afirma Berry.

“También hemos demostrado que quienes tienen ese bajón de energía después del desayuno suelen consumir su siguiente comida 30 minutos antes que quienes desayunan sin ese bajón, y tienden a consumir, en promedio, 100 calorías más en su siguiente ingesta”, añade.

También hay preocupación porque algunos cereales para el desayuno son comida ultra procesada, lo que significa que han pasado por un fuerte proceso industrial.

Por lo general esto se traduce en altos índices de azúcares añadidos, preservativos, colorantes artificiales y otros aditivos.

“Como mamá y como científica, soy muy precavida respecto de cuántos colorantes voy a permitir que coman mis hijos”, anota Berry.

Para ella, si bien en Reino Unido existen regulaciones estrictas que garantizan la seguridad de estos aditivos y colorantes, aún se desconoce mucho de cómo pueden afectar la salud en el largo plazo.

“Estamos empezando a comprender que pueden afectar negativamente sobre factores como nuestro microbioma intestinal, pero aún no sabemos lo suficiente”, indica

No todo lo procesado es malo

Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo con esto. Algunos expertos en temas de salud señalan que no todas las comidas procesadas son malas para la para el cuerpo.

Por ejemplo, un estudio de 2024 hecho por investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard halló que, mientras las bebidas azucaradas y carnes procesadas aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares, las cifras muestran totalmente lo contrario en otros alimentos procesados como panes, cereales, yogures y postres.

Y no todos los cereales se producen igual. Berry anota que la granola y el muesli son opciones saludables en la medida en que no tienen tanto azúcar añadido.

“Se trata de hacer un desayuno en el que las grasas, la proteína y los carbohidratos tengan una liberación más sostenida de energía para que te sientas satisfecho por más tiempo”, anota la experta.

“Granolas y muesli tienen muchas nueces, semillas y otros ingredientes, lo que se traduce en mucha fibra, también proteína y grasa de las nueces. Lo que te dará una sensación de llenura por más tiempo y tu energía se mantendrá en mejores niveles”, añade.

Otra opción muy popular es la papilla de avena. Como sugiere un gran estudio que incluye información de 470.000 personas y que sigue resultados médicos de años e incluso décadas.

En este estudio se encontró que las personas que toman papilla de avena en el desayuno tienen un 22% menos de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en comparación con quienes lo comen menos regularmente.

El factor principal de que la dieta con este tipo de alimento sea tan saludable es una fibra conocida como beta glucan.

Según se ha demostrado en distintos ensayos clínicos, la beta glucan reduce los niveles de colesterol en la sangre, particularmente la lipoproteína de baja densidad (LBD) que es conocida como el “colesterol malo” y está muy relacionado con las enfermedades cardiacas.

Algunos estudios sugieren que la beta glucan podría ayudar a reducir el riesgo de diabetes tipo 2 y ayudar además a desarrollar un control de la insulina.

No todo lo que brilla…

Sin embargo, muchos cereales que tienen como base la avena están hechos con harina de avena procesada, que no tiene los mismos beneficios de la avena natural.

Esto se debe a que los de harina de avena se digieren más fácilmente, lo que hace que el azúcar entre de forma más rápida en la sangre. Lo mismo ocurre con la papilla hecha con las llamadas “avenas instantáneas”.

En un ensayo clínico, se pidió a voluntarios que comieran copos de avena un día y avena instantánea finamente molida al siguiente.

Los investigadores descubrieron que, a pesar de que la avena contenía la misma cantidad de fibra, proteínas, grasas y carbohidratos, la que estaba molida producía un aumento mucho mayor en los niveles de azúcar en sangre de los participantes.

Por otro lado, los cereales de desayuno elaborados con granos refinados – a los que se les ha eliminado las capas de salvado y germen, ricas en nutrientes y fibra- también podrían ofrecer menos beneficios.

Si bien los estudios han demostrado que el consumo de granos integrales está relacionado con un menor riesgo de cáncer, enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y otras enfermedades crónicas, las investigaciones sugieren que algunos de estos efectos sobre la salud no parecen aplicarse cuando los granos se consumen en su versión refinada.

“Los cereales integrales son saludables porque están repletos de fibra”, afirma Riccardo Caccialanza, nutricionista clínico de la Universidad de Pavia (Italia).

Explica que una función importante de este nutriente es ralentizar la digestión, lo que permite reducir los picos de glucosa.

“Sin embargo, si se elimina la fibra, como ocurre al refinar el grano, la glucosa aumenta más rápidamente”, anota.

Entonces, ¿son los cereales para el desayuno buenos o malos? Depende completamente del cereal.

Un estudio realizado en Australia analizó a más de 140.000 personas de 45 años o más y descubrió que desayunar muesli reducía el riesgo de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y diabetes.

Otro estudio a gran escala preguntó a más de 186.000 participantes de entre 40 y 69 años en Reino Unido sobre sus hábitos alimenticios, incluido el consumo de cereales para el desayuno, y luego realizó un seguimiento de los participantes durante un promedio de 13 años.

Descubrió que las personas que consumían al menos un tazón de muesli, cereales de salvado y papilla de avena al día tenían respectivamente un 15 %, un 12 % y un 11 % menos de probabilidades de morir durante el período de seguimiento que las personas que no desayunaban cereales.

Por otro lado, las personas que desayunaban cereales azucarados tenían más probabilidades de desarrollar cáncer durante el período del estudio.

La clave, entonces, es mirar con atención la parte posterior del paquete, dicen los expertos.

“Si eliges cereales que tienen menos de cinco gramos de azúcar por porción y más de tres gramos de fibra por porción, estás en el camino correcto”, explica Berry.

Pero para que sea aún más saludable, tanto Berry como Caccialanza sugieren modificar o “personalizar” el cereal para que no solo contenga carbohidratos, sino que también tenga una buena combinación de grasas saludables y proteínas que te mantendrán con sensación de saciedad por más tiempo.

“Me encanta la granola, pero le añado frutos secos y yogur”, ejemplifica Berry.

“Convierto una granola estándar de supermercado en saludable con lo que le pongo encima. Y creo que es algo en lo que la gente debería pensar más: ¿qué puedo hacer para equilibrar los cereales para el desayuno?”, concluye.

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30 Abril, 2025

Una de las formas más fáciles y asequibles de hacer algo de ejercicio es salir a caminar. Algunos estudios sugieren que lo ideal es hacer unos 10.000 pasos diarios, aunque otros investigadores confirman que los efectos de caminar pueden notarse ya a partir de los 4.000 o 5.000 pasos, especialmente en personas que han tenido un estilo de vida muy sedentario.

Si bien, la quema de calorías depende en gran medida de algunos factores como el peso, la velocidad y la duración de la caminata, en términos generales contribuye a la creación de un déficit calórico esencial para perder peso, especialmente si se hace durante al menos 30 minutos al día. Además, la hora en que lo hacemos resulta también clave.

El momento ideal depende también de otros factores como la orografía o el clima, aun con todo, expertos aseguran que hacerlo entre las 6 y las 8 de la mañana, puesto que los niveles de glucosa se encuentra en su pico más bajo. Esto hace que las reservas de grasa del organismo sean utilizadas como fuente de energía a través de su quema.

Caminar bajo el sol

Por otra parte, la exposición a la luz solar de la mañana también mejora el estado de ánimo y regula el ritmo circadiano, mejorando el metabolismo durante todo el día. Para aumentar los beneficios de caminar los 10.000 pasos, es importante incrementar la intensidad, haciendo caminatas ligeramente más rápidas de lo normal.

Si bien, la opinión de los expertos sobre este asunto varía enormemente entre unos y otros, pues otros reivindican que el mejor momento para salir a caminar es a última hora de la noche, justo después de cenar, porque así se evitan los picos de glucosa en sangre impidiendo que se almacene.

En general, después de las comidas un pequeño paseo puede tener claros beneficios, puesto que favorece las digestiones y evita problemas como los gases, el reflujo o la acidez. El movimiento también activa la circulación sanguínea y controla la tensión arterial, algo que puede reducir los niveles de colesterol y prevenir enfermedades del corazón.

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24 Abril, 2025

Cuando hablamos de azúcar, probablemente se nos venga a la cabeza una imagen de ese polvo blanco que añadimos al café o al té para mejorar su sabor amargo. Sin embargo, en el ámbito nutricional este término engloba una amplia gama de compuestos que varían desde la glucosa, la fructosa, la galactosa, la sacarosa, e, incluso, la lactosa y la maltosa.

Si bien, uno de los mayores problemas hoy en día es el abuso de esta sustancia, puesto que gran cantidad de alimentos ultraprocesados incluyen una gran cantidad de azúcar. De hecho, el consumo mundial de azúcar ascendió unos 177,3 millones de toneladas métricas en la temporada 2023/2024, lo que supuso un incremento de aproximadamente 1,3 millones con respecto a la cantidad ingerida durante el año anterior.

Uno de los mayores problemas de la ingesta de azúcares es el efecto que tiene en la salud. En primer lugar, un elevado consumo de azúcar conlleva caries dental, que puede dar lugar a la pérdida de dientes en las personas jóvenes. No obstante, también puede derivar en otros problemas más graves como diabetes tipo 2, síndrome metabólico y presión arterial alta. Es por este motivo que los expertos recomiendan limitar el consumo de este producto en la medida de lo posible.

Las consecuencias

Debido a sus efectos negativos, qué ocurriría si dejásemos de consumir azúcar durante una semana: “Aquí te explico detalladamente lo que puede ocurrir día a día, aunque los efectos varían según la cantidad previa de azúcar que consumías y tu estado de salud general”, explica esta inteligencia artificial.

Según explica esta tecnología, durante los dos primeros días es normal experimentar “antojos, irritabilidad, fatiga, dolor de cabeza o incluso síntomas parecidos a un resfriado leve”. Además, también puedes percibir una menor energía, dando lugar a cambios digestivos como el estreñimiento.

Los días tercero y cuarto se reducen estos antojos, así como los altibajos de energía, mejorando notablemente el estado de ánimo, el enfoque mental y el humor. En los días quinto y sexto, el cuerpo comienza a depender más de fuentes constantes de energía como grasas y carbohidratos complejos, lo que evita los altibajos bruscos. Una de las particularidades que explica es que algunas personas notas mejoras en su piel, con menos acné o inflamación. En última instancia, mejoran las digestiones, con una reducción de los gases, hinchazón y posibles problemas gastrointestinales.

Otros detalles

El día 7 los beneficios ya se han sostenido más en el tiempo y “puede empezar a disminuir la inflamación crónica de bajo grado en el cuerpo, lo cual es beneficioso para articulaciones, intestinos y hasta el sistema cardiovascular”. En cuanto a los ciclos del sueño, muchas personas tienden a descansar mejor cuando no consumen azúcar o, al menos, no suelen hacerlo cerca de la hora de dormir.

Por último, advierte de que si la eliminación del consumo de azúcar se continúa más allá de estos siete días, los beneficios son aún más notables, como la pérdida de grasa corporal, la reducción del riesgo de padecer diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares; la mejora de la sensibilidad a la insulina y un estado de ánimo más estable en general, reduciendo las probabilidades de sufrir enfermedades mentales como la depresión.

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18 abril, 2025

Si existe un material más presente en las cocinas de casi todo el mundo ese es el teflón, también conocido como el politetrafluoroetileno (PTFE), gracias a su capacidad de evitar que cualquier alimento se pegue a la superficie de las sartenes. Sin embargo, en muchas ocasiones ha suscitado ciertas dudas debido a que se ha asociado al perfluorooctanoico (PFOA), una sustancia muy tóxica y cancerígena, prohibida su utilización en la Unión Europea desde 2020.

No obstante, estas sustancias (PFAS) son utilizadas en gran cantidad de compuestos más allá de las sartenes, por ejemplo, en aerosoles, solventes, pesticidas, agentes antiespumantes, tratamientos para textiles, cuero, mampostería, papel, cartón o plásticos, entre otros muchos. En lo que refiere al ácido perfluorooctano sulfónico (PFOS) y al PFOA este ha sido objeto de controversia debido a su impacto en el medio ambiente y en la salud humana, debido a su potencial cancerígeno, localizado de forma muy abundante en el agua potable.

En una publicación elaborada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2023, se promovía, entre otras medidas, la suspensión de los usos no esenciales de las PFAS, con el objetivo de procurar que las concentraciones de este tipo de compuestos en el agua potable sean lo más bajas posibles.

Un riesgo relativamente bajo

Por otra parte, la preocupación por los efectos de los PFOA surgió a partir de la localización de trazas de este a través de un estudio en análisis de sangre de personas expuestas a utensilios de cocina que lo contenían. Cabe destacar, que las cantidades de PFOA que podrían transferirse de este tipo de utensilios de cocina a los alimentos son muy bajas, por lo que no representarían un gran riesgo si las sartenes están en buen estado.

El PFOA se encontraba en la capa interna del teflón, no en la superficie que entra en contacto directo con los alimentos, por lo que, con un normal uso, el riesgo de exposición a este contaminante es muy bajo. Como se ha mencionado anteriormente, las sartenes actuales no tienen PFOA, por lo que se pueden emplear sartenes antiadherentes sin riesgo a que haya efectos negativos para la salud.

¿Cómo cuidar las sartenes antiadherentes?

El cuidado y correcta conservación de las sartenes antiadherentes pasa por la correcta elección de los utensilios a la hora de cocinar. Por ello, es recomendable emplear utensilios de madera o silicona en lugar de metal, ya que estos últimos son más propensos a arañar el material. Igualmente de relevante resulta la buena higiene de estas sartenes, optando por utilizar jabones suaves y agua templada. Antes de lavarla, es importante dejar que se enfríe, puesto que el choque térmico puede deteriorarla.

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12 abril, 2025

La nutrición está plagada de mitos, que no sabemos de dónde han salido, pero están perpetuados en la historia. Todo el mundo tiene un amigo que le ha dicho que no se puede comer fruta después de las seis de la tarde, o que, si la comes de postre, te fermenta en el estómago. La verdad es que muchos de estos mitos son dignos de una serie de ciencia ficción, y ahora, con redes sociales como Instagram y TikTok, estos bulos y los mitos se propagan a la velocidad de la luz. Creo que, aunque dedicase toda mi jornada laboral a desmitificarlos, siempre habría un disparate nuevo que desmontar.

Así que, en esta ocasión, he elegido algunos de ellos para dar un enfoque científico a la nutrición, porque con tantísima información sin verificar a nuestro alcance, ya no sabemos ni a quién hacer caso, ni sabemos cosas tan básicas como si la fruta es buena. Vamos, pues, con una buena tanda de mitos alimentarios:

1.— “Beber agua con limón exprimido en ayunas ayuda a eliminar la grasa en orina”. Antes de nada, hay que saber que la grasa no se elimina por orina, sino que se oxida y se convierte en energía. Si se eliminase la grasa en orina, veríamos algo similar a gotas de aceite al hacer pis, y espero que eso no os pase. El proceso de oxidación de la grasa se llama lipólisis y nada tiene que ver con el zumo de limón.

Lo que sí puede ocurrir es que, si se bebe agua con limón cada mañana, se puede dañar el esmalte dental, ya que genera erosión de este, provoca más sensibilidad dental y mayor riesgo de caries. Así que sí, quieres seguir con esta práctica, por si algo eliminas, te sugiero que al menos uses una pajita para proteger tu esmalte dental, y si puede ser de las reutilizables mejor, y de paso cuidas el medio ambiente.

2.— “Una dieta vegetariana o vegana no es sana, es una dieta incompleta”. Por mucho que se repita, una dieta vegetariana o vegana, son perfectamente sanas si está bien planteada, lo mismo que una dieta omnívora. Que una dieta sea omnívora, vegetariana o vegana no la hace más sana de por sí, tiene que estar bien estructurada y adaptada a tus necesidades.

Lo que dice la ciencia es que las dietas basadas en más vegetales ejercen una función protectora frente a enfermedades cardiovasculares.

3.— “No se pueden cenar carbohidratos porque engordan”. La realidad es que todos los alimentos engordan, es decir, que tienen calorías, pero no tienen más o menos calorías según la hora a la que se ingieran. Supongo que el origen de este mito viene de la cultura de dieta, y no es más que una manera de restringir un grupo alimentario desde una franja horaria.

Los que aseguran que los guisantes, la pasta o el arroz engordan más si se cenan a si se desayunan, lo argumentan con que en la noche no hay actividad física, somos más sedentarios y luego nos vamos a dormir. Pero dormir no es lo mismo que estar inactivo: el cuerpo sigue gastando energía para mantener funciones vitales como la respiración, la circulación sanguínea y la regeneración celular.

4.— “El desayuno es la comida más importante del día”. El desayuno es una comida más, y no es imprescindible hacerla. Si te levantas con hambre, desayuna, pero si no es tu caso, no te fuerces. Es más importante la calidad nutricional del desayuno que se hace, que hacer un desayuno porque sí.

5.— “La fruta de postre fermenta en el estómago”. Sin duda, este es uno de mis favoritos, porque no hay por dónde cogerlo. La fruta nunca fermenta en el estómago, ni en ninguna parte; es en el intestino delgado donde se produce su absorción.

Además, para que haya un proceso de fermentación tiene que darse un ambiente adecuado, algo que no ocurre en el estómago. De hecho, si la fruta te fermenta en cualquier parte, por favor, no dudes en ir a urgencias.

Este mito, como tantos otros, viene de la cultura de la dieta. La fruta antes de comer, parece que no fermenta, pero no es más que un truco de nuevo, para reducir la ingesta posterior en comidas y cenas.

La fruta se puede y se debe consumir siempre, la que quieras y cuando quieras, sin restricciones.

6.— “Hay que hacer un detox de vez en cuando para depurar el cuerpo”. Las dietas detox no son más que otro engaño, que pretenden vender como extraordinario un proceso que ya hacen por sí mismos el hígado, los riñones, los pulmones y la piel. Estos órganos se encargan de filtrar y depurar el organismo, no necesitan ayuda extra en forma de batidos o smoothies.

Las dietas detox no son solo un timo, sino que son perjudiciales para la salud, ya que son deficitarias en nutrientes. Si decides hacerlas, notarás cierto adelgazamiento, pero en el bolsillo, el poco peso, que hayas perdido, volverás a recuperarlo cuando vuelvas a tu alimentación habitual.

Estos son solo unos pocos ejemplos de la desinformación que tenemos con la nutrición. Resulta realmente curioso y triste que algo tan básico como alimentarnos se convierta en algo tan difícil y, a menudo, contradictorio.